El Covid 19 ha marcado profundamente la vida de las personas y de nuestra sociedad. Esta difícil experiencia ha puesto de relieve nuestra concepción de la vida y nuestras riquezas interiores y, al mismo tiempo, nuestros límites. Ha revelado la bondad de tantos hombres y mujeres que viven a nuestro lado y que se dedican al cuidado de los enfermos y confortan a los que lloran la pérdida de un pariente.
El tiempo que vivimos es un tiempo de gran sufrimiento, pero también un «tiempo de gracia». Permite reorientar nuestra sociedad y nuestra vida personal. La pandemia nos ha recordado que nadie puede salvarse solo... Todos sentimos la urgencia de cultivar la fraternidad y la solidaridad, que se manifiestan, como dice el Papa Francisco, en gestos de generosidad... y al aceptar el hecho de que vivimos juntos en una casa común, vinculados por lazos de reciprocidad.
Precisamente con este espíritu, la comunidad católica de Tavannes (Suiza) se ha comprometido a recuperar los vínculos que se habían debilitado y a revitalizar el impulso evangélico, de manera compatible con las necesarias restricciones sanitarias.
Nuestras relaciones interpersonales se han debilitado por la dificultad de reunirse en asamblea dominical; la falta de encuentros fraternos, de apoyo recíproco nos ha tocado en profundidad. Ahora todos debemos despertar, del letargo que inconscientemente ha frenado nuestra vida de cristianos y las hermanas estamos en primera línea en este camino de revitalización y de renovado entusiasmo misionero.
La custodia de los niños, después de la cuarentena debida a la enfermedad de las hermanas, continúa en la alegría y en el compromiso. Los chicos del Glee Club estaban ansiosos por conocerse y ahora tienen la alegría de estar juntos, aunque aún no se les permite cantar en grupo durante las celebraciones.
En cumplimiento de las normas de seguridad, los miembros del grupo «Evangelio en casa» también se reunieron regularmente durante el período de pandemia. ¿Cómo expresar la alegría y el agradecimiento de las personas solas o enfermas que ahora pueden recibir la Comunión o simplemente tener un tiempo de compartir con la hermana?
Después de un largo período de interrupción, no es fácil reanudar los encuentros de catequesis. El confinamiento, debido a la pandemia, ha privado a algunos niños de la celebración tan esperada y preparada de una etapa de su iniciación cristiana: Bautismo, Reconciliación, Comunión y Confirmación. Es verdad que el equipo pastoral propuso a todos los niños actividades en línea que permitían mantenerse en contacto entre sí y con la parroquia, y por tanto continuar su preparación a los sacramentos. La catequesis ahora retoma a un nuevo ritmo y la organización está bien estructurada.
Superado el momento más crítico de la pandemia, los niños, que deberían haber recibido los sacramentos el año 2020, pueden tener por fin una «celebración individual». La participación de cada niño es más profunda y viva porque cada uno se siente personalmente implicado y toda la asamblea interesada. Todo converge en lo esencial, en el sentido más profundo y rico del sacramento. Desde la fiesta de Jesús Misericordioso, cada domingo, la comunidad se reúne en torno a uno u otro de estos niños y de sus familias que celebran el Sacramento.
Se anuncia un alba nueva, un renacimiento humano y espiritual para vivir en la "ternura providencial de Dios Padre".
Las hermanas de Tavannes - Suiza
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