Hoy las circunstancias han hecho habitual el tele trabajo, las diversas atenciones requeridas por la vida diaria y las clases, en línea. En estas circunstancias, más bien agotadoras, surge como una gran luz tener una pausa,
UNA PAUSA EN EL ESPÍRITU SANTO
¿Cómo viven hoy los niños y adolescentes, sus familias, profesores y personal de un Colegio Católico, la celebración de la venida del Espíritu Santo en medio del prolongado confinamiento, impuesto por las autoridades sanitarias del país?
A continuación, se presenta, en pálidas pinceladas, la dinámica y creativa Vigilia de Pentecostés de la Comunidad Educativa del Liceo Madre Cecilia Lazzeri, de Santiago de Chile.
La fiesta tan importante de Pentecostés, en que el Espíritu Santo convoca a todos para recibir los dones que iluminan y fortalecen la vida, abre la puerta al entusiasmo, a la creatividad para vivirla on line, pero al mismo tiempo se transforma en un gran reto:
- motivar a los 28 cursos del Liceo, la mayoría conformado por 45 alumnos, entre hombres y mujeres, desde Pre kínder a 4° Medio;
- aunar criterios y voluntades de los integrantes del equipo pastoral;
- convocar a profesores, religiosas, familias y principalmente a los profesores jefes en comunión con las hermanas y en coordinación con Sor Zulma Ayma.
Las hermanas de la Comunidad religiosa que sirven en el Liceo Madre Cecilia Lazzeri, preparan los diferentes momentos e intervienen en la celebración, dando así, diversidad, dinamismo, entusiasmo y alegría de acuerdo a los dones de cada una. Se hacen presente, como indica la narración bíblica, las diferentes razas: ahora hay chilenos, venezolanos, peruanos, cameruneses, mejicanos, colombianos, italianos...
Las celebraciones, de 45 minutos, son organizadas en un circuito de horarios, durante dos días, facilitando el encuentro con niños y jóvenes, en un ambiente distinto a la clase diaria, proporcionando alegría y descanso, como si fuese UNA PAUSA EN EL ESPÍRITU. Se transmite simultáneamente a varios cursos en el mismo horario, apoyadas en dinámicas, cantos, oración, reflexión, signos del fuego y de los dones del Espíritu santo que contagian alegría, desestresan, que hacen vislumbrar y esperar con más ansia el encuentro personal.
También los grupos pastorales, en medio del canto y el baile, profundizan acompañados de la reflexión, sencilla y asertiva, del Padre Luis Miguel Mori Añazco ofm.
El mundo utilitarista diría hoy, y ¿para qué sirve tanto afán, desvelos y carreras de los miembros del Liceo, especialmente de las hermanas?
En esta sociedad que se aleja de Dios y que se construye sin Él, perdiendo el sentido de la vida, la celebración del Espíritu Santo, es un llamado a redescubrir la identidad del creyente, a reconocerse hijo de Dios, a abrirse a su llamada. En pandemia, un colegio de Iglesia, busca reconocer el paso y la presencia de Dios desde lo que cada uno es, desde lo que se tiene, desde la familia, de lo que se está dispuesto a dar. Hoy el anuncio no es en las calles, sino dentro, dentro de cada uno y de los hogares.
Hacer presente a Dios, hoy, es saber escuchar, escuchar al otro, al que comparte el mismo techo y la misa sangre. El Pentecostés de hoy es salir de sí mismo para darse a conocer a la familia, silenciarse para escucharse con el corazón, padres e hijos. La escucha es el camino para el entendimiento, el reencuentro, la reconciliación y el amor. En estas pequeñas cosas de cada día, animados por el Amor de Dios se logra la unidad en familia y se proyecta a la sociedad.
La fuerza del Espíritu que fortalece siempre, pero especialmente en estos tiempos de temor, ¡la necesitamos todos!
La Palabra de Dios ilumina el caminar humano y cristiano del personal del Liceo a través del evangelio de San Juan 20,19-23
“Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, y estando cerradas las puertas del lugar donde los discípulos se encontraban por miedo a los judíos, Jesús vino y se puso en medio de ellos, y les dijo: "Paz a ustedes." 20Y diciendo esto, les mostró las manos y el costado. Entonces los discípulos se regocijaron al ver al Señor. 21Jesús les dijo otra vez: "Paz a ustedes; como el Padre Me ha enviado, así también Yo los envío." 22Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: "Reciban el Espíritu Santo. 23"A quienes perdonen los pecados, éstos les son perdonados; a quienes retengan los pecados, éstos les son retenidos."
Paz que fortalece
Es la Palabra y el compartir fraterno que anima el corazón, impregnándolo de amor y perdón, de paz y esperanza, aquellas que sólo Jesús crucificado y resucitado puede dar. Con estas certezas se va delineando el Don del Espíritu que se clama hoy: la FORTALEZA, vigor para el alma no sólo en los momentos dramáticos del hoy, sino también en las habituales condiciones de dificultad, en lucha por ser coherentes en el camino de la verdad y la gracia de un Dios que nos salva cada día.
La PAUSA vivida EN EL ESPÍRITU SANTO, inyecta energía y gracia para hacer del trabajo cotidiano, camino que conduce a la Vida Eterna.
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